18 noviembre, 2006

EL AGENTE SECRETO

Hace unos quince días entré por fin en una librería no sólo con ánimo de curiosear, cosa que hago conteniendo la baba para no pringar las estanterías mientras pienso con expresión soñadora que algún día llegarán tiempos mejores en los que ir de cañas y adquirir libros serán acciones compatibles económicamente.¡Benditas bibliotecas públicas! Bien, como iba diciendo, entré dispuesta a consumir, que para eso llevaba algunos de fines de semana muriendo lentamente en Ferrol (si, Neruda se olvidó de citar esa situación en su poema. Un despiste lo tiene cualquiera.) No iba a tiro fijo, así que estuve allí un buen rato. Momentos angustiosos de indecisión absoluta. Primero siempre miro las buenas ediciones (libros que pienso comprarme “cuando sea mayor”) y luego voy a las más modestas y asequibles. Modestas las ediciones, subrayo. Porque las obras no lo son para nada. Es en libros de bolsillo donde se puede encontrar a Sófocles, Homero, Shophenhauer (apostaría que sobra alguna “h”, ¿verdad? Pobre ignorante…) Wolf, Miller, Calvino, Sartre, Vian, Joyce, Proust y toda esa gente tan interesante. Afortunadamente.

No voy a contaros el esfuerzo mental que hice para elegir. Simplemente que salí de allí con la firme convicción (que frase tan zapateriana, ¿no?) de que, desde ahora, intentaría repetir la experiencia al menos una vez cada dos meses. Es un afán estúpido ese de poseer libros habiendo las ya citadas bibliotecas pero, no sé, es algo que siempre me ha gustado. Tengo un punto Gollum. “Mi tesoro”. Aunque yo tengo más pelo…

En fin. Al tema, que siempre me voy por las ramas. Me compré dos libros. Ahora sólo voy a hablar sobre uno de ellos. El agente secreto. Dicen los expertos que hubo tres etapas diferentes en las historias de Conrad. Al parecer es en la segunda en la que escribió este libro, y es también el periodo al que pertenece la archiconocida El corazón de las tinieblas. Estas novelas son algunas de las más significativas de su carrera, siendo esta etapa el pilar sobre el que se asientan las otras dos. Me encantaría haber leído toda la bibliografía de Conrad para poder afirmarlo rotundamente o para declarar mi completo desacuerdo y disertar sobre el tema escupiendo cianuro. Pero por desgracia, oooooh, no es el caso. Así que haciendo acopio de buena voluntad, me he lo creído.

No habla de anarquismo, sino de anarquistas. Asambleas de terroristas, bombas, conspiraciones de embajadas, investigaciones (más o menos turbias), suicidio, asesinato… Buenos elementos para escribir una novela. Y Conrad añade además una buena dosis de sátira. Después de haberla leído, se pueden sacar interesantes conclusiones sobre las pretensiones que el autor tenía al escribir esta novela. Habla de la sociedad londinense de aquellos tiempos (y no habla bien) y habla de cómo la familia, más allá de los sentimientos que unen a los miembros, es también y en alto grado consecuencia de la sociedad en que se desarrolla. Hay algo en la novela que me gustó mucho, y es que alimenta un poco esa imagen de otras obras inglesas que parece identificar familia y delincuencia. Supongo que en su día lo que se criticó (porque esta novela no tuvo muy buena acogida) es que Conrad sacó a relucir la hipocresía que envuelve la mayoría de las actividades que nos ocupan y algunas de las ideas que defendemos. Generalizando mucho. O no…

11 noviembre, 2006

NOVELA DE AJEDREZ


Vuelvo por aquí, después de tanto tiempo, para hacer un breve comentario sobre una novelita que he podido leer hace un par de semanas. Digo “novelita” porque es muy corta ¡eh! No tengo el libro aquí, pero debe andar en torno a las 100 páginas. Ya veis. Se lee muy rápido… aunque no de un tirón.

La historia se desarrolla en un barco que parte desde Nueva York hacia Buenos Aires. En él viaja Czentovicz, un campeón mundial de ajedrez. Un personaje oscuro, esquivo y, contrariamente a lo que se puede suponer, con una total ausencia de brillo intelectual. Otro de los pasajeros, atraído por la posibilidad de verlo en acción, consigue retarlo a una partida. Por supuesto no tiene nada que hacer contra él. Czentovicz muestra toda su arrogancia hasta el momento en que, sorprendentemente, entra en acción otro hombre. La otra cara de la moneda. Un austriaco lúcido y misterioso. La única persona del barco (y quizás del mundo) que puede hacerle frente al campeón dignamente. Y así, de forma completamente fascinante, Stefan Zweig relata las terribles circunstancias en las que el europeo adquirió sus conocimientos ajedrecísticos…

07 agosto, 2006

CARTA A UNA SEÑORITA EN PARÍS

Así rapidamente, ahí va el cuento de Julio Cortázar sobre el hombre que vomita conejitos:

http://www.literatura.us/cortazar/paris.html


Apenas lo recordaba, tan sólo sabía que me había impactado bastante...y después de releerlo comprendí porqué. Espero que también os guste...

01 agosto, 2006

LECTURAS VARIAS

Después de este largo descanso en el que no me decidía a escribir sobre ninguno de los libros que he leído (no porque no se lo merezcan, si no por una especie de abulia que me ha dado) creo que va siendo hora de que haga algo. Lo mejor que pueda. Eso si, sin profundizar, que hace mucho sol…

En primer lugar voy a hablar de El tambor de hojalata, de Günter Grass. En la contraportada pone que es un libro de difícil lectura. A mi no me lo ha parecido y sólo se me ocurren dos razones para que el editor (o quién sea que escriba las contraportadas) diga tal cosa:
1) Se refería a que hay párrafos muy largos y muy poco diálogo y a lo mejor hace que la lectura sea cansina (lo cual no me parece una razón de peso. Hay que decir, es cierto, que es un libro muy largo y la historia, llegada un punto, avanza lentamente. Pero en todo caso, hay cosas peores)
2) Se refería a que en realidad es un libro llenísimo de metáforas indescifrables para pequeños cerebros gelatinosos ( en este caso, creo que no hace falta que añada comentarios)

Vale… El argumento: Es la historia de un treintañero internado en una clínica. La narra tipo Aída Nizar: algunas veces en primera persona, otras en tercera. Habla un poco de su familia, de su infancia (cuándo él escoge ser para siempre un niño de tres años y tener como ocupación exclusiva tocar tambores de hojalata y romper cristales con su voz (el pequeño vitricida... ¡me encanta!) y todo lo que va sucediendo hasta el mismo instante en que se encuentra escribiendo en esa horrible habitación de psiquiátrico. Abarca un largo periodo de tiempo (obviamente) Tiempos de pre-guerra, de guerra y de post-guerra. Tiempos complicados, que gracias a su condición especial, Oscar analiza desde su lúcida perspectiva, burlándose con ironía ( a veces fina, a veces descarada) de los tabúes sociales de siempre. Muy recomendable.

Ahora le toca a mi escritora favorita: Sara Mago (lo que no entiendo es porqué ponen a ese señor con cara de intelectual en todos sus libros…) He leído Levantado del suelo, que creo que fue la obra que lo consagró en la literatura universal. No es el que más me gustó de él, claro que lo leí en una época en que estaba un poco dispersa y me pareció muy muy denso. Es una novela histórica sobre el Portugal latifundista, sobre la miseria, la lucha y la esperanza de unos y la hijoputez de otros. Otra historia de Saramago sobre la vida misma. Estupendo, como siempre. Me había propuesto no repetirme con los autores, pero es que…nunca me cansaré de decir que leer libros suyos vale la pena.


Y ya por último (que la tumbona me espera ansiosa fuera… ¿o es al revés?) La Náusea, de Sartre. Antes de escribir sobre él, tenía en mente la sana pretensión de leerme también El ser y la nada y algunos más, para escribir por fin ese tan ansiado post serio y bien preparado con el que sueño cada noche…
Mmmm… ¿sabéis qué? Que sí, que por hoy ya he dicho bastante. Que el artículo de Sartre quiero hacerlo bien. Así que lo dejo aquí.

En fin, niños y niñas, caminad por la sombra.

26 mayo, 2006

THE LEAGE

Siempre que afirmo algo, enseguida pasa justo lo contrario. Ironías de la vida. Si alguien leyó los comentarios de mi último post, sabrá que soy fiel a la prosa. Bien, pues he dejado de serlo y me he leído, ¡atención!, un comic. Y no uno de Mortadelo y Filemón… me he leído uno de esos de los “serios”. Vamos, de los que se leen los frikis que luego van a la feria del comic buscando números imposibles de encontrar en las tiendas o que valen un pastucio (no lo digo por rajar, que quede claro, les he llamado “frikis” desde el respeto y el cariño , aunque en mi mente aparezca el fulano de los Simpson) Pues bien, que me lo haya leído no es lo peor: lo peor es que me ha gustado. Bastante. Especialmente una imagen de un cerebro saliendo del cráneo de un poli… pero claro, eso es ya algo secundario.

Se trata en concreto de The Leage of Extraordinary Gentlemen. El guión es de Allan Moore , cosa que seguramente sabrá todo el mundo, pero que yo, pobre ignorante, desconocía hace un para de semanas. He leído (y me han contado) por ahí cosas sobre el tío, y podría reproducirlas, pero me parece innecesario. Si es que no lo conocéis y os interesa, para eso está internet. Yo me he quedado con que es un crak (eso se llama simplificar, con un par)
Lo interesante de la historia es que Moore hace un pastiche muy seductor con personajes rescatados de novelas del XIX, básicamente. De Brahm Stoker recoge a Mina Harker, ahora divorciada y con una nueva personalidad. Toma su apellido de soltera (Murray) y deja de ser aquella mujercita débil que no podía luchar contra las adversidades (ese “rollete sangriento” que tenía con el Conde) Bueno, decir que deja de serlo es ser muy poco realista. Adopta el papel de mujer segura de si misma e independiente, con unos toques feministas que revelan claramente que todo eso no es más que una máscara que intenta ocultar lo que ella cree que realmente es: un ser indefenso, una víctima(y yo en una ingeniería cuando podría estar forrándome con el psicoanálisis...) De Henry Rider Haggard, a quien no conocía antes, toma a Allan Quatermain. En sus novelas este personaje muere, pero Moore modifica su historia convirtiendo esa muerte en una simple salida de escena. Mina Murray lo rescata de El Cairo, donde había estado dedicándose a la pacífica tarea de fumar opio. Me pareció el personaje más humano de todos. Adicto a la drogas y con una amor que intenta obviar… Están también el Capitán Nemo (en plan nihilista), el Dr. Jekyll y su inseparable Mr. Hyde, asustadizo el uno, temible (y muy cómico) el otro y, por último, el Dr. Griffin, el hombre invisible de H. G. Wells, un psicópata falto de moral (como todos los psicópatas, me imagino.) En su favor hay que decir que no hace nada a la ligera, el fulano es muy pragmático.
De todos los personajes se podría hablar un montón, tienen características muy concretas que los hacen necesarios y muy especiales dentro del grupo. Hay constantes guiños a la literatura tanto en el guión como en los dibujos de Kevin O’Neill. Guiños que a mi se me han escapado en su mayoría, pero que me sorprendieron cuando los descubrí después. Más que nada, porque aunque conocía a todos los personajes, excepto a Quatermain, realmente no me he leído ni 20.000 leguas de viaje submarino (me aburre Verne) ni El Hombre Invisible. Así que no conozco la verdadera historia de la mayoría de los personajes. De todos modos, también hace referencia a otras cosas más asequibles para mi incultura (los asesinatos de la Rue Morgue, o la historia de Holmes y Moriarty) y eso es algo que da mucho juego…


Sólo me queda añadir que, a pesar de este flirteo, que ha sido muy interesante y novedoso, me vuelvo con mi querida prosa. El Médico me ha aburrido un poco (supongo que es un libro que le gusta a mucha gente, en realidad. En parte me ha recordado a Los pilares de la tierra, si lo habéis leído y os gustó, seguramente El Médico también)

Pero la cuestión es que ahora estoy con algo verdaderamente bueno… ya os contaré.

20 abril, 2006

VACACIONES SANTILLANA

Estas vacaciones se las he dedicado a Paul Auster. Una amiga mía me había hablado muy bien de él, así que me decidí a comprar su última novela, “Brooklin Follies”. Es fácilmente digerible y algo entretenida, pero la verdad es que me decepcionó. No pasa, para mi gusto, de ser un libro del montón. Del montón de los que se dejan leer sin más, no del montón de los malos, me refiero. Auster, como escritor, sabe hacer su trabajo, pero los personajes me parecieron bastante planos, un poco insulsos. Y su historia es poco, o nada, innovadora. El narrador es un hombre mayor que después de divorciarse de su mujer se instala en Brooklin, donde pasó su infancia. Allí se encuentra por casualidad con su sobrino, un treintañero que había sido una joven promesa universitaria pero que después decide abandonar su estilo de vida, cambiándolo por la más absoluta dejadez y apatía. Creo que esto es lo que quería reflejar, pero no creo que lo consiga exactamente. No si uno no se mete en los principios americanos conservadores, y eso que Auster se muestra en contra de los Republicanos. Muy por encima, claro. Al fin y al cabo no es un libro sobre política. El sobrino, simplemente, curra en una librería, en lugar de ser catedrático en Yale y además no tiene novia porque es muy tímido e idealista con las mujeres. Pero al tío le parece fatal. Hay una historia un poco interesante por el medio, la del oscuro pasado del dueño de la librería, pero la cuenta rápido. Luego está también la historia de la sobrina y su hijita… No sé. No me ha convencido nada.
Para contrarrestar, mi amiga me ha dejado otro libro. “El libro de las ilusiones”. El título me recordó a otro de Kundela que leí hace unos meses… “El libro de la risa y el olvido” Una cosa no tiene nada que ver con la otra, ya lo sé. Pero por alguna razón que se me escapa, cogí el libro con cariño desde el principio. Y este sí que es bueno. Los personajes me parecen igual de planos, no tienen matices y son cutres en cuanto a personalidad. El protagonista es un hombre destrozado por la muerte de su mujer y “sus pequeños” en un accidente de avión. No quiere saber nada del mundo y su nuevo amiguito es el whisky. Un día se tira en el sofá a ver una peli muda… y entonces descubre que su vida no ha terminado, porque el actor Hector Mann le ha hecho sonreir. Y si todavía puede sonreir, hay esperanza. Bla, bla. Ahora viene lo bueno: El tal Hector Mann había desaparecido muchos años atrás y nadie había vuelto a saber nada de él. Para ocupar su tiempo en algo, David Zimmer (el protagonista), escribe un libro sobre las copias que quedan de sus películas. Y cuando lo publica, recibe una carta de la que dice ser la esposa del tal Hector Mann, invitándolo a un rancho cerca de Alburqueque, que es donde vive Mann en la actualidad. Auster hace muy bien dos cosas: primero, describe las pelis que Zimmer va viendo de forma muy concisa, plano a plano. Independientemente de que los argumentos sean buenos (que lo son, o al menos interesantes) me ha llamado la atención el modo de escribir sobre ellos. Hace muy creible la existencia de las pelis, parece que realemente las está viendo. Segundo, la historia de Hector. Zimmer llega a averiguar lo que había motivado la desaparición del actor y todo lo que le ocurrió después. Esa historia es muy buena. Es creible, no es tópica y consigue captar el interés desde el principio.
Cuando me gusta mucho un libro, intento leerlo poco a poco, para que la sensación que me produce dure más (nota: no estoy pirada, que conste) Pues eso no me había pasado desde el verano (“El dios de las pequeñas cosas”) Y, por fin, ha vuelto a suceder...

09 abril, 2006

ESCUPIRÉ SOBRE VUESTRA TUMBA (Boris Vian)



Lleva sangre negra, pero su apariencia es la de un blanco (cuestiones genéticas que escapan a mis conocimientos o licencia literaria de Boris Vian). Y está furioso. Furioso porque la familia de la chica (blanca) de la que se había enamorado su hermano (negro, de apariencia negra) se lo ha cargado precisamente por eso, por ser negro. Y él, Lee, el protagonista, clama venganza. Es un personaje un poco amoral tal vez (quién soy yo para decidir qué es moral y qué no). Ha decidido tirarse a dos blancas ricas y luego cargárselas (a priori, moral, moral… no es, ¿verdad?). Es fuerte. Un poco impactante. Crudo. Abundan los pasajes de sexo y de violencia… de ambas cosas a la vez, incluso. Un poquito sádico, el fulano, hay que reconocerlo. No es un Dantés obsesionado con la venganza ni una Lady Macbeht corroída por los remordimientos. No. Él ha decidido que la muerte de su hermano no quedará impune y se toma su tiempo. Con mucha sangre fría. De hecho, parece que disfruta. Bueno… no lo parece, disfruta fijo. Y si no leedlo, ya veréis (también es cortito, lo digo por si no tenéis mucho tiempo)

He leído también La espuma de los días, pero la historia y el tono son completamente diferentes, aunque recuerdo que me lo leí en una tarde. En este mezcla cosas reales con otras que podrían pertenecer más al mundo onírico. Es una historia de amor muy triste…

Supongo que en breve me pasarán más libros de Vian. Creo que va camino de convertirse en uno de los autores que no pasan por alto en mi vida. Por si a vosotros también os interesa saber algo más de él, os dejo este link:
http://www.obyron.com/hue00/borisv/obra.htm

Y nada más por hoy. Volveré ;)

16 febrero, 2006

EL MAESTRO DE ESGRIMA

Hace ya tiempo que lo he leído. Y cuando digo tiempo, quiero decir años. (Reflexión chorras: para mi, hasta hace no mucho decir “hace tiempo” abarcaba mucho menos ¡Me hago mayor!) Pero a lo que iba: que a pesar de todo me acuerdo bien. Es uno de esos descubrimientos que hace que te enamores de un escritor o que lo tomes como referencia. Eso me ha pasado a mí con Pérez –Reverte. Afortunadamente, el enamoramiento se acaba pasando (¿he dicho “afortunadamente”?)Y es que Reverte ya no es mi favorito (aunque pienso ir de cabeza a una librería en cuánto salga el mes que viene El pintor de batallas, porque me tiene buena pinta, parece que vuelve al personaje tipo Corso, ese hombre fatal, solitario…Y, por supuesto, en noviembre otra vez, porque creo que por fin saca la siguiente entrega de Alatriste) Con El maestro de esgrima logró engancharme. A él sucedieron casi todas sus otras novelas y relatos y, por supuesto, su columna semanal, que no dejaba de leer por nada del mundo. Esto ha sido así hasta hace poco. (¡Vaya! Hasta hace dos o tres años…¿veis a qué me refería antes?) En fin. Este libro es de esos que se leen con pasión, que se devoran, que te permiten vivir en otros tiempos mientras husmeas por sus páginas. Honor, traición, una mujer misteriosa y seductora, un hombre desengañado del mundo, etc. Mezcla Historia con un poco de novela policíaca y tienes una historia que atrapa (decídselo a Dan Brown, si no. Claro que él inventa y además usa frases cortas… así vende, el tío!) Pero para centrarnos, mejor cuento el argumento ¿no?

Jaime Astarloa es maestro de esgrima en el Madrid de la segunda mitad del siglo XIX. Es un momento político delicado y ya se sabe, la cosa está chunga. No te puedes fiar ni de tu madre. Así que el honor… El honor es un valor pasado de moda. Como su profesión. Pero a él no le importa. Todo lo contrario, el honor y la esgrima son lo principal en su vida. Hasta que un día la enigmática Adela Otero llama a su puerta. Joven y guapa (no podría ser de otro modo) le pide que le dé clases. Astarloa no está convencido de que sea una buena idea ...(qué retrógrado) pero acaba aceptando porque la chica sabe manejar muy bien la espada. Insólito. Sorprendente. Poco después una serie de sucesos extraños dan un poco de vidilla a su existencia (asesinatos y cosas así) y de algún modo el viejo maestro sabe que él tiene la clave de todo.

Se lee de un tirón, hacedme caso J

13 enero, 2006

MISERIAS HUMANAS

Se sentía atraída por esa debilidad como por el vértigo. Atraída porque ella misma se sentía débil. De nuevo empezó a tener celos y de nuevo le temblaban las manos. Tomás lo vio e hizo un gesto que ella conocía bien, cogió las manos de ella entre las suyas para tranquilizarla, apretándoselas. Ella las retiró bruscamente.
-¿Qué te pasa? –dijo.
-Nada
-¿Qué quieres que haga por ti?
-Quiero que seas viejo. Diez años mayor. ¡Veinte años mayor!
Quería decir: Quiero que seas débil. Quiero que seas tan débil como yo.

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Tenía ganas de hacer algo para que ya no quedara escapatoria. Tenía ganas de destruir brutalmente todo el pasado de sus últimos siete años. Era el vértigo. El embriagador, el insuperable deseo de caer.


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TRAICIÓN: Traición significa abandonar las propias filas. Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido. Sabina no conoce nada más bello que ir hacia lo desconocido (…)
La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original.

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Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. (…)
La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir de muchos ojos conocidos (…)
Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. (…)
Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.





Estos son fragmentos del libro que acabo de leer. No son los únicos que me han llamado la atención, pero son algunos de los que más me han tocado la fibra. Sensible, digo. Pertenecen a La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Me cuesta hacer como otras veces una reseña, contar de qué va…. Va sobre humanos. Lo que sienten cuatro humanos en algún momento de su vida. Y supongo que el encanto de la novela reside en que en algún punto de ella, uno se siente un poco identificado con alguno (o no…) Pero la cuestión es que no es una historia ligera, de pasar el rato, ni un ensayo filosófico, de dejar a uno extenuado a base de conceptos abstractos. Simplemente hace reflexionar sobre algunas cosillas. Miserias humanas, expresadas con claridad y sin tapujos.