23 septiembre, 2008

D. FOSTER WALLACE

No, no y no. Llevo ya una semana remoloneando para escribir este post y acabo de decidir que ya basta, esto no puede seguir así.
David Foster Wallace (como todo el mundo sabrá a estas alturas) se ha suicidado. Y yo le debía un post desde hace casi un año, cuando Mike me regaló Hablemos de langostas. A estas alturas todavía no sé muy bien qué decir. Ahora incluso menos, porque la noticia me ha dejado sin palabras. Era bastante joven, increiblemente culto, exitoso y por lo que he podido apreciar de una lucidez extremadamente divertida. Por desgracia a mí me venían un poco grandes las disertaciones sobre su odio hacia el incorrecto uso del inglés americano o la comicidad oculta de Kafka. Tampoco había leído Memorias del subsuelo (cosa que ya he hecho, por cierto, y con satisfactorios resultados) ni nada de Updike (es increíble lo bien que pone a parir Hacia el final del tiempo, su novela de ciencia ficción publicada en 1997, que se ha convertido en una de mis lecturas pendientes más retardadas en el tiempo. Ya quisiera para mí sus conocimientos, su buen saber hacer y su afilada lengua) Como decía, todavía no sé qué decir de este libro. Me pareció gracioso (el primer artículo especialmente) pero lo cierto es que no estaba preparada para entender muchas de las cosas de las que hablaba en él. Algunos artículos están demasiado centrados en la sociedad americana actual (claramente no critico esto, simplemente señalo que como consecuencia hay determinadas cosas que se me escapan.) Así que además de leer a Updike quiero leerme alguna novela de D. Foster Wallace, algo que sea más universal, por decirlo de alguna manera. Todo se andará.
No conozco prácticamente nada de su vida. Sólo lo que he leído estos días por ahí. Al parecer reflexionaba mucho y muy amargamente sobre lo pobre y mezquina que es la humanidad en general. Por lo visto esto le llevó a pedir hace años que lo ingreseran en algo así como una unidad para suicidas potenciales (información sin contrastar. A lo mejor hasta no es verdad) Pero si es así, la pregunta que me asalta es: ¿Cómo es posible comentar de forma tan divertida, arrancando risotadas incluso, algo que a uno le afecta hasta tal punto? Estoy tan sorprendida...
Cualquier muerte es trágica y no voy a decir que sienta esta concretamente más que la de ningún otro. No he llegado a admirarle en vida (por lo que ya he explicado) y no voy a exagerar ahora algo que no pasaba de mera curiosidad por su obra. Pero lo que sí me parece esta muerte es tremendamente sobrecogedora. Tremendamente.





13 agosto, 2008

UN RELATO POLICÍACO (Imre Kertész) Y EL PREMIO NOBEL

Como ya sabréis al escritor húngaro Kertèsz le otorgaron el Nobel de Literatura en el año 2002. ¿Qué es lo que significa esto? ¿Dice más de su obra o de su trayectoria político-ideológica?¿Ha sido siempre así?
La verdad es que cuando leí Un relato policíaco y decidí en plena agitación postliteraria
que escribiría sobre él, no se pasaron por mi cabeza de chorlito ninguna de estas tres preguntas. Fue el primer texto de Kertész que leí y, francamente, me hipnotizó. El hechizo duró apenas un par de horas (ciento cuatro páginas en la edición de Acantilado) y no se debió a exquisiteces del lenguaje, ni a la magia de la histora. Básicamente porque no es un libro de esos.
El abogado de Antonio Rojas Martens, un miembro de la policía secreta cuya ejecución está próxima, es el encargado de introducir esta crónica tan sencilla como atroz (palabras muy acertadas del protagonista) La dictadura de un supuesto país sudamericano ha llegado a su fin, y ahora toca pagar los platos rotos. Martens cuenta, como único responsable detenido que es, la verdadera historia del expediente Salinas, dos personas, padre e hijo, a quienes asesinaron años atrás él y sus dos compañeros, ahora desaparecidos. El título de la novela es, aparentemente, tan soso como su argumento. Pero no es sosedad, no… Es concisión, frialdad, dureza y crudeza. Tal vez algo más que todo eso. Algo inquietante. El verdugo no se arrepiente de lo pasado y lo cuenta como si llevara ya años muerto. Esto, unido a la relativa miga que tiene la historia, da para quedarse uno satisfecho cuando cierra el libro. Al margen, si uno quiere, de profundizar en la sordidez del alma humana. Eso para gustos.
En una escala del uno al diez, os lo recomiendo un siete largo (lo he dudado un rato) Quizás no parece mucho, pero bajo mi criterio eso es bueno. Vamos, que volvería a leerlo si no lo hubiese hecho ya…

Volviendo a las preguntillas de antes…¿Vosotros qué opináis? Fue el sábado por la noche cuando ese abismo se abrió bajo mis pies, tras una interesante y breve conversación sobre Saramago y los que con él comparten la herencia. Yo estaba blanca de ira ante las críticas vertidas, pero para gustos colores, faltaba más. Obviando este pequeño desacuerdo no supe qué pensar de lo que se me estaba diciendo, todo ello perfectamente resumido en la brillante frase “si un año de estos le dan el Nobel a Paulo Coelho, nunca más compro un libro”. Es una exageración, pero no es descabellado que se lo acaben dando (¿o pensáis que sí?) y, hecha la sentencia, me asalta la duda. Sospechaba yo que no he leído a demasiados Nobel y, para confirmarlo, me he mirado la lista. He leído a Mann, Hesse, Faulkner, Hemingway, Camus, Sartre, Boll, Bellow, García Márquez, Golding, Mahfuz, Cela, Oé, Grass, Lessing y ahora Kertész. Identifico a una docena más (de algunos de estos he leído incluso algunas páginas. Ejemplos: Steinbeck, Coetze, Kipling y Yeats. Sólo puede que lo reintente con Steibeck y Kipling) No hablaría bien de todos, si me pusiese a ello. ¿Se premia el pseudointelectualismo, la pretenciosidad y pedantería? Yo no diría tanto, sólo algunos encajan en esas características, creo. ¿Se premia la calidad literaria? Bueno, los hay que me gustan más y también otros que me gustan menos. ¿Se premia la aportación moral de las obras a la humanidad? Parece que los tiros van más un poco por ahí, ¿no creéis? A algunos de estos escritores se les supone cierta superioridad en ese ámbito por sus vivencias pasadas. En fin… ¿Adónde quiero llegar con todo esto? Para ser sincera, no lo tengo demasiado claro… pero me apetecía divagar sobre ello. ¡Es el Nobel de Literatura! ¿No echáis de menos a nadie por su calidad para contar simplemente historias? ¿Creéis que el Nobel va de otro rollo? ¿Veis factible que se lo den a Coelho dentro de unos años?

01 agosto, 2008

BILLY BATHGATE. (E. L. Doctorow).

Esta es la historia de Billy, un chaval de quince años a quien le ha tocado vivir en el Bronx de los años treinta. Supongo que no es necesario aclarar que se trata de una historia de gangsters. Billy vive, como los otros chicos del sórdido barrio donde siente estar desperdiciando su tiempo, fascinado por esa vida que transcurre fuera de la ley, por los hombres de trajes cuyo corte tiene como fin disimular la sobaquera que esconden debajo, soñando ser admitido algún día en la banda de Dutch Schulz, el Holandés, jefe de una de las bandas más poderosas de Nueva York. Schulz tiene en el Bronx uno de sus principales almacenes de cerveza, lo cual le proporciona a Billy la oportunidad de llamar su atención. La suerte se pone de su lado y poco a poco, como en Uno de los nuestros, el todavía adolescente Billy consigue hacerse con un puesto en el grupo. Son sus ganas de prosperar y su curiosidad las que le llevan a ser testigo del asesinato de otro gangster a bordo de un barco, momento del que parte Doctorow para contar su historia, que es también la de la caída del Holandés.

Dicho esto, me da la impresión, podría parecer que es más de lo mismo, la historia de siempre. Pudiera ser así, no sabría argumentar lo contrario. Pero ¿qué queréis? Desde que me leí El Padrino hace unos cuatro o cinco años ninguna otra novela de esta temática ha caído en mis manos, así que la he disfrutado un montón. Y, aunque hubiesen caído más, tengo la íntima sospecha de que me habría gustado igualmente. Si te gusta una, ¿por qué no te van a gustar las otras? Cada una tiene sus encantadoras particularidades… Hay una forma de hacer novela que da grandes resultados, aunque suene a parvulario nombrarla, que no siempre se respeta por alguna misteriosa razón y que consiste en “contar historia-desarrollar personajes”. Son los escritores que le pillan el truco a esta complicada receta (que esnob me ha quedado la frase, que esnob decir “esnob”) quienes me hacen tilín. Es inevitable. Y, claro, Doctorow, por lo que he visto, es de esos. Los hay mejores, o por lo menos me lo parecen a mí, pero eso no le resta el más mínimo mérito porque tiene el don de la efectividad: engancha, crispa los nervios, sabe jugar. Tal vez más adelante repita con él… Tengo una tremenda curiosidad.
Éste forma parte de todos esos escritores americanos contemporáneos cuya existencia, pobrecilla, desconocía. Y no digo “pobrecilla” sólo por lo triste que pueda resultar la ignorancia en sí, sino porque ¡ay! Lo que me estaba perdiendo… ¿Cuántos se me quedarán en el tintero? ¿Y cuántos europeos? Me da grima pensarlo…

16 julio, 2008

LA ARAÑA

A veces, por desafortunados azares de de la vida, grandes escritores quedan condenados al olvido. Creo que no es el caso de la mayoría, o a lo mejor sí y por eso creo que no. Sea como sea, sí es el del alemán Hanns Heinz Ewers, a quien actualmente se le conoce principal y casi exclusivamente en los círculos de la literatura fantástica. Prácticamente no hay información sobre él en español. No aparece ni en El Poder de la Palabra. ¿Por qué? Bueno, porque aunque profesaba un gran amor por la cultura teutónica (cosa que no les gustaba a los ingleses y franceses de su época) no estaba de acuerdo con el antisemitismo de los nazis a quienes, por cierto, tampoco les entusiasmaban sus tendencias homosexuales. Así que a pesar de su prolífica carrera en el mundo de las artes, pocos le conocen en nuestros días.
Ayer por la noche mi hermano me recomendó (ojo al dato) un relato suyo. El cuento está integrado en una colección de relatos de Vicens Vives, junto con otros de Guy de Maupassant, H. G. Wells o E. A. Poe, y se titula La Araña. Como bien dice King en el prefacio de uno de sus episodios de Todo es eventual cualquier autor de historias de suspense debe escribir una sobre la habitación encantada de una posada (¿Estoy citando a King? ¡Ay, madre! Si no me hubiese preparado yo misma este té, empezaría a sospechar de mi familia…) Curiosamente me parece buena idea. Como no soy muy aficionada al género, no conozco muchos autores que lo hayan hecho, pero estoy segura que los hay. De algún sitio ha tenido que salir la idea, creo que colectiva, de que esta, como el ser enterrado prematuramente, es una situación tópica de la literatura de terror. Tópica, encantadora y muy atractiva.
La araña cuenta la historia de un estudiante de medicina que se ofrece voluntario para desentrañar el misterio escondido en la habitación número siete del pequeño hotel Stevens, donde tres viernes sucesivos, aproximadamente a la misma hora, tres hombres se sucidaron de forma extraña sin que hubiera causas aparentes. Ewers relata con soltura y sabiduría la lucha de voluntades en la que el protagonista se ve sumergido, una guerra psicológica entre el irrefrenable deseo de sucumbir a los encantos de la misteriosa vecina de enfrente, que trabaja en su rueca, y el conocimiento de lo que sucumbir supone.


El misterio queda parcialmente anulado por el mismo título, pero esto no le resta encanto al relato ni impide que su final sea perfecto.

31 mayo, 2008

LA NOCHE DEL CAZADOR


Imaginad: Típico pueblecillo del sur norteamericano, donde todos se conocen, se entrometen en la vida de los demás y hablan con el mismo acento que el oso Yogui. Años 30. La Gran Depresión. Un hombre desesperado roba un pastón en el banco y se carga al banquero. No es un profesional. Es un padre que no tiene qué darle de comer a sus dos chavales. La poli lo detiene a la media hora, el tiempo justo para esconder la pasta. Sólo los niños saben dónde está. Piensa que en un futuro ese dinero les hará la vida más fácil. Craso error.

Al padre lo condenan a la horca. Tal vez le reducirían la condena si dijera al menos dónde está el botín, pero sus labios están sellados. Ni su compañero de celda, un siniestro y persuasivo predicador con las palabras Amor y Odio tatuadas en los nudillos, es capaz, pese al enorme interés que demuestra en ello, de sacarle una sola palabra. Al padre lo ajustician y un mes después el predicador, detenido por un delito menor (aunque en realidad podría acusársele también del asesinato de unas cuantas viudas si no fuera un tipo tan listo) sale a la calle libre como un gorrioncillo. Y, por supuesto, tiene en su mente un plan: encontrar ese dinero. Corre en busca de la joven viuda, Willa, una chica que se ha quedado sola, es pobre, tiene a dos niños a quienes mantener y ni se imagina remotamente dónde está lo que todos buscan, o sea, una mujer peligrosamente vulnerable. Bueno, para el predicador, en este caso, deliciosamente vulnerable. Por supuesto cae en la trampa de Harry Powell y se casan algún tiempo después. Ella piensa que es una gran oportunidad porque sus hijos necesitan a un padre y este parece un buen hombre, es encantador, inteligente y tan buena persona que está dispuesto a cuidarles. Un hombre de Dios. Sin embargo el mayor de los niños, de unos nueve años, no piensa igual. Se da cuenta en seguida de que el predicador busca el dinero. Pero nadie le cree. Piensan que todo son celos y puro cabreo. Fliparían si vieran cómo es la actitud oculta de Powell cuando se da cuenta de que él y su hermana son quienes conocen el secreto. Fliparían con la maldad que ese hombre lleva dentro y con el miedo que es capaz de infundir.

Esa es la esencia del libro. El miedo que despierta, el desasosiego que transmite. La clave para que esta novela sea una gran novela. Que uno tenga la necesidad de parar de leer para tomar aire no lo consigue cualquiera. Y sé que suena tópico, pero es verdad. Ni siquiera A sangre fría, de la que había oído que causaba un efecto semejante, me pareció tan chunga. Esta es absolutamente inquietante. E, insisto, es su punto fuerte. No le debió resultar fácil a Davis Grubb, el autor, dar en el clavo. De hecho, creo que sólo dio en el clavo con esta novela, las demás pasaron inadvertidas. Me voy a permitir insinuar sutilmente que la explicación obvia de este fenómeno, o no-fenómeno, es que el tío no fue un gran escritor. Cae continuamente en lugares comunes, es repetitivo en algunos símiles (“su pelo negro como ala de cuervo” es una frase chirriante que se puede leer bastantes veces en un tramo de la historia), la psicología de los personajes, salvo el del predicador, es bastante pobre y el texto por si mismo es un pelín mediocre. Qué fácil es rajar, ¿no? Que conste que no lo hago con mala baba. Al contrario. Intento explicar que a veces no hace falta ser buenísimo para hacer las cosas muy bien. Claro que no he leído nada más de este fulano. De hecho, dudo que haya otras novelas suyas en español pero, no hay necesidad de faltar a la verdad, no me he molestado en averiguarlo. La cosa es que La noche del cazador es una historia cuya intensidad es tan subyugante que todo lo demás es pajilla. Podría cargarme la mitad de este párrafo y decir simplemente que, como siempre, si tenéis la oportunidad de leerla lo hagáis y si no la tenéis, recordad que siempre podéis buscarla… ¡será por librerías!

15 abril, 2008

BLB

Me salto mi nueva norma no escrita de sólo un post al mes (por lo menos hasta julio, luego ya veremos) para recomendar fervientemente que visiteis un nuevo blog con el que me he tropezado "casualmente".

Aún está en construcción. Creo que debería cambiar el contraste (desde este ordenador almenos no se ve demasiado bien, no sé si es que está mal configurado o qué... ¡Es del aulanet, una no debe fiarse! De todas formas, si tenéis algún problema de esta guisa deberíais quejaros al equipo ejecutivo (yo pienso hacerlo si compruebo que es culpa suya)
Cuestiones técnicas a parte, lo básico y fundamental es que ya está en marcha.

Y promete, ¿no?

Bueno, pues ahí a la derecha está el enlace... siguiente paso: doble click sobre él.

¡Saludos a todos!

05 abril, 2008

PALESTINA: EN LA FRANJA DE GAZA


Me he decidido a escribir de nuevo sobre un comic; una novela gráfica que creo que ya es todo un clásico en su género. Aunque a lo mejor exagero.

A priori supongo que (como la mayoría de las veces) este acabará siendo un post lleno de imprecisiones. Esta vez tengo disculpa: lo leí en diciembre. No tengo muy claro porqué me decido ahora a escribir sobre él, pero intuyo que es porque era una especie de tarea inconscientemente pendiente.

Con el título que tiene no hace falta ser un Sherlock para darse cuenta del tema sobre el que trata. Para escribirlo, Joe Sacco se trasladó allí mismo, al ojo de huracán,en cuanto la primera Intifada se lo permitió, es decir, cuando comenzó a decaer (que no a dejar de notarse) en 1991. A través de intérpretes la mayoría de las veces y directamente otras, recoge todo tipo de testimonios. No sólo de la opresión a la que les someten los israelís, si no también de los problemas entre las distintas facciones palestinas. Cómo se enfrentan a todo ello las familias que, en poco tiempo y sin razones aparentes, lo pierden todo: sus casas, sus medios de vida, a algunos de sus parientes. De los jóvenes, llenos de rabia y de fuerza. De los viejos, llenos de cansancio. De los rencores dificilmente conciliables. De la situación de la mujer. De las enormes cárceles, que parecen ciudades de presos. De la indiferencia que a veces se vive en la calle tras duros episodios de violencia. Cómo esto puede convertirse en simple rutina.

Lo describe sin moralina. Tal cual es, y nada más. Con una buena dosis de ironía. También de respeto. No es una historia de buenos y malos, es una realidad. No me parece un libro pro-palestina porque (al final, eso es cierto) explica también el punto de vista de Israel. No aseguraría, como he leído por ahí, que sea parcial. No hace más que contar lo que vive mientras está allí. No creo que pinte al individuo judío como un cruel tirano que disfruta de su posición, ni a los palestinos como simples víctimas indefensas (aunque no puedan practicamente defenderse). Cuenta historias de personas reales. No veo en esta historia fines políticos en el sentido de la política como posicionamiento formal. Personalmente, no he podido interpretarlo más que como un documental, una exposición de hechos. No intenta convencer a nadie de nada. Simplemente da la palabra a los palestinos. Eso es otra cosa. Al fin y al cabo, las bombas les caen a ellos más que a ningún otro. Su caso es una cuestión de supervivencia. Lo de Israel también, pero a un nivel diferente. Quizás los palestinos pueden hablar desde la subjetividad (aunque sus vivencias claramente son reales, así que lo subjetivo es relativo, -ivo, -ivo) pero para eso está la figura del periodista, que no juzga (esa es la clave, creo), simplemente transmite. No confundamos a Sacco con Michael Moore (objetivamente hablando)

Noto que me estoy yendo por las ramas. Me centraré en ponerle adjetivos al comic:


Magistral. Impactante. Demoledor.


A quién le interese: hay muchos más comics en las bibliotecas públicas de lo que yo creí jamás. Está publicado en Planeta. Las viñetas son un poco raras a veces, Sacco tiene una forma de dibujar bastante peculiar, aunque interesante. A pesar de todo, el comic tiene momentos graciosos y, de verdad, soy consciente de que me repito mucho en los finales de los post, pero cuando lo digo es porque lo pienso: vale la pena.

04 marzo, 2008

La cruzada de los niños (MATADERO CINCO)



Tengo la gran suerte de que alguien escuche mis constantes refunfuños y que cuando ve la oportunidad de hacerme callar, no la desaprovecha... Gracias a esto, he podido leer a Kurt Vonnegut (No encontraba sus novelas por ningún lado, y eso que están en Anagrama) También tengo la suerte de que Francisco Machuca encontrara un día este blog. Digo esto porque probablemente sin él ni siquiera conocería a Vonnegut… Sí, definitivamente tengo una chorra como la copa de un pino.

Preferiría no escribir aún este post porque creo que se merece algo más elaborado. Me gustaría poder hablar del autor y de su obra en general, pero ¡ay! sólo he leído Matadero cinco. “¿Y porqué no te esperas?”, direis (bien dicho.) Bueno, la razón evidente es que no sé cuándo encontraré más títulos por ahí. Y, sí, aquí cabría hacer una segunda pregunta “¿Por qué no miras en la Fnac o en El corte Inglés?” Mi lado pervertido dice lo mismo. Pero no, gracias. Los libreros de toda la vida también tienen facturas y estómago. (No pienso poner los pies en la Fnac, me niego, no, jamás, nunca. Vale, ya lo he dicho.) Además no olvidemos que esta razón es evidente, no única: La otra es que Machuca no sólo me ha hablado de Vonnegut. Y además también he estado investigando por mi cuenta… así que se me acumula el chollo. De momento, toca explorar…

Así que ciñámonos a Matadero Cinco.

“Volví allí con un viejo camarada de la guerra, Bernard V. O’Hare, y nos hicimos amigos del taxista que nos llevó hasta el matadero donde nos habían encerrado una noche como prisioneros de guerra. Su nombre era Gerhard Müller y nos dijo que había sido prisionero de los americanos durante algún tiempo. Le preguntamos qué tal se vivía bajo el comunismo, y él respondió que al principio era terrible –pues todo el mundo tenía que trabajar muchísimo, a parte de que no había ni cobijo ni alimentos ni ropas adecuadas-, pero que ahora las cosas estaban mucho mejor. Tenía un apartamento, pequeño aunque muy agradable, y su hija recibía una educación excelente. La madre quedó calcinada en el bombardeo de Dresde. Como suena.”

El lenguaje es perfecto: sin adornos, sin pretensiones. Con ironías constantes y sutiles y con un humor negrísimo. Sólo la primera frase, “Todo esto sucedió, más o menos”, es suficiente para intuir que a Vonnegut hay que leerlo. Soy consciente de lo precipitado que es, por lo que ya sabéis, decir cierto tipo de cosas (cosas como las que estoy a punto de decir) pero ojalá hubiera más vonneguts en el mundo. Simple, directo, divertido y estremecedor… ¡Porras! Este es de esos que me hacen recordar mi adolescencia (cuando quería ser escritora) con sonrisa sarcástica. Me encanta. Me encanta disfrutar de tipos así. De libros que, cuando llegas al final, sigues manoseando un rato antes de ponerlos en un estante, a la espera de encontrar algún incauto a quién endosárselo para que se repita la experiencia. Oh, mon amie… cê't l’amour (Esto escrito de oidas, que yo de francés ni papa, así que, si alguno sabe, que no me odie para siempre)

Como aborrezco redactar argumentos, voy a copietear un poco lo que pone en la contraportada de mi edición (aunque recomiendo que leais la sinopsis de la Wikipedia) :
La historia de un superviviente de la matanza (Se refiere al bombardeo de Dresde) que, muchos años más tarde es raptado y transportado al planeta Trafalmadore es una de las muchas tramas que se entrecruzan en una obra profundamente innovadora, en la que resplandencen cegadoras metáforas de la nueva era y en la que los pasajes de ciencia ficción funcionan a la manera de los payasos de Shakespeare.

Vale, está claro que Vonnegut no lo resumiría así, ¿verdad?
La cuestión, lo verdaderamente sorprendente, es que el alter ego del autor en esta novela es abducido por unos extraterrestes que ven en cuatro dimensiones, lo que les permite tener una noción del tiempo completamente distinta de la nuestra. Así, los flashback no lo son en realidad… ¡es que el prota viaja en el tiempo! Y yo que pensaba que la ciencia ficción era para flipaos….

En fin. Creo que me estoy alargando mucho. Va a haber que ir abreviando. Haceos con uno y dejad de perder el tiempo en internet, comprabaréis que vale la pena.

06 febrero, 2008

...Y OTRA DE ARENA

Otra vez, por darme un respiro (por eso y porque hoy me acabé el último libro que me quedaba y la otra alternativa a Regulación es el Solitario Spider y por ahí no paso) voy a soltar mi rollo insípido sobre otro par de libros. Bueno. Y porque este par de libros, en concreto, me han gustado mucho. Mucho, mucho.

Rant es la última novela de Chuck Palahniuk (el amigo de los niños). Prefiero no contar mucho de qué va, porque a mis manos llegó sin ninguna información y lo cierto es que tampoco en las capas del libro da demasiadas pistas sobre el argumento. Me parece una buena idea. Es un libro que vale la pena ir descubriendo poco a poco. Decir simplemente que es una biografía ficticia ambientada en una sociedad supuestamente futurista (no en plan androides y coches que vuelan (oooh) sino más bien con ese punto Huxley de “la humanidad se va a la mierda” (uy, lo que ha dicho)) y que el final no tiene precio. Bueno, la historia en sí no lo tiene (aunque se lo han puesto en veinte euros, nada más y nada menos) tanto por curiosa como por original. Que nadie se haga ilusiones con volver a disfrutar de momentos desagradables como en Tripas, porque no los tiene, pero que nadie se desanime, porque Palahniuk sigue derrochando exotismo a raudales. Ha escrito su novela como si se tratara de un documental construido a base de las declaraciones, entremezcladas, de los conocidos del protagonista. Este recurso, que aporta mucho ritmo, está además muy bien aprovechado por el autor para introducir sorpresas inesperadas (ya, las sorpresas es lo que tienen) Así que bueno, teniendo en cuenta que me muero por decir de qué va exactamente (porque es muy fuerte) no voy a decir nada más, que se me calienta la boca y luego la tenemos (dudo mucho que salga un libro mejor este año)

La otra novela a la que me refería al principio es todo un clásico de la literatura portuguesa del XIX: El misterio de la carretera de Sintra. La hijita de Eça de Queirós y Ramalho Ortigao. No tengo palabras para expresar lo que mola. Bueno, seamos sinceros: se me ocurren muchas, pero son pedantes y me da vergüenza hablar así. Se publicó por entregas curiosamente el mismo año en que murió el rey del género, o sea, Dumas, en un periódico llamado Diario de Noticías. Llegó allí por correo, como cartas dirigidas al director por los distintos implicados en el misterioso suceso. Por eso llegaron también a la redacción otras de personas reales que, no dándose cuenta de que se trataba de la broma de un par de incipientes escritores, intentaban aportar luz al enigma. Cuando Eça se consagró en el mundo literario llegó a calificarla de “execrable” y, hombre, fallitos tiene, pero no hay que pasarse. Que el tío la escribió con mi edad (ahí, ahí, urgando en la herida, ¿alguién me pasa la sal?) No sé, entiendo que un escritor profesional y autocrítico pudiera verla como una chorradita de sus inicios pero la lectora consagrada (ole, ole, ooole!) que aporrea el teclado no opina lo mismo. Está claro que él no se leyó El cazador de sueños (¡uf! Qué suplicio)
La trama: dos jóvenes son raptados por tres enmascarados que les llevan a una lúgubre casa, donde nada es lo que parece. Un cabello rubio de mujer, una copade agua con opio, un montón de pasta desaparecida y otro hombre que se presenta allí sin que nadie le espere. ¡Ah, claro! Y el cadaver de un extragero…

16 enero, 2008

LECTURAS LEVES


Al final, como si no fuera evidente, las Navidades pasaron en un suspiro. Mis planes se vieron frustrados e hice demasiado poco de todo lo que tenía que hacer. Soy de esas que se organizan fatal. He necesitado volver a Mundo-mandril (aunque este nombre no sea ya más que una simple reminiscencia) y estar al frente de mi eterna mesa llena de libretitas, calculadoras, cds, pendrives y sobre todo de perversos montones de apuntes, que si tuvieran ojos me mirarían igual de mal que yo a ellos, seguro, para abrir una página de Word y ponerme a escribir. Así que no nos engañemos. No es que mi primer libro de este año me haya inspirado. Ha sido la necesidad de desuncirme.

No es una primicia que, tristemente, Paul Auster no me toca la fibra. Por más que lo intente (no él, yo). Esta vez, con Leviatán, la cosa pintaba bien. El protagonista es un escritor que decide hacer un relato explicativo de la vida de un amigo suyo antes de que sus trocitos (el tipo, el amigo, muere manipulando una bomba) sean identificados y llegue a los oídos de la gente una versión errónea de los hechos, una imagen de él distorsionada y peyorativa. Hasta aquí, estupendo. Me recordaba a La verdadera vida de Sebastian Night. Un tipo decide escribir la biografía de otro para salvar su honor. No está mal. Además Auster es bueno, da a sus textos mucha agilidad e incluso engancha (cuánto es ya otra cuestión) Así que todo iba bien, como decía, a pesar de ser nuestro héroe un escritor amante del béisbol con un divorcio a sus espaldas (sorpresa, sorpresa)
Por desgracia no tardaron en torcerse las cosas. Aun siendo la historia capaz de picar la curiosidad, algo falla. La poli relaciona el caso con el escritor porque entre los fragmentos recogidos en el lugar del accidente encuentra un trocito de papel con su número de teléfono (?) Así se inicia la contrareloj (se supone que lo escribe todo en un par de semanas, a escondidas) de aclarar las cosas. En estas circunstancias, Paul Auster relata los hechos como si el protagonista fuera un psicólogo amante de su trabajo: Fulano actuó así porque se sentía asá. Por supuestó “así” es demasiado inverosímil, o lo son sus consecuencias, como para no tener que explicarlo… pero sería de agradecer un poco de sutileza al hacerlo. Su forma de psicoanalizar a todos los personajes es demasiado descarada y resulta artificial teniendo en cuenta que se trata de una persona hablando de otras personas de su entorno: su amigo, una amante, la amiga de su amante, su ex-mujer, la mujer de su amigo y, por supuesto, él mismo. ¿Realmente es creible que un ciudadano de a pié sea capaz de hacer el retrato psicológico de todo el mundo? Me molesta que haya que justificar los actos de los personajes para darles sentido, metiendo con calzador explicaciones que no deberían hacer falta para sostener una historia, especialmente cuando no se está utilizando un narrador omnisciente. Está claro que Auster tiene que comer. Que trabaja un montón y que hace betsellers y punto. Pero me da pena que sea así porque en el fondo estoy casi convencida de que podría escribir grandes libros. Desde luego tiene las aptitudes ¡a ver si se anima!

Por lo demás, ahora estoy leyendo el ya famoso Firmin, de Sam Savage. Hay una reseña de él en el blog Cuaderno de lectura , por eso supe de su existencia. Me está pareciendo interesante aunque tal vez esperaba un poco más. De lo que no cabe duda es de que se trata de una historia bastante original, fácil de leer, con guiños literarios (que siempre quedan bien, ¿no?) y por lo tanto es perfecto para épocas en las que uno no tiene mucho tiempo. Mi problema es que justo en esos momentos es cuando me entran unas ganas descomunales de leer a Dostoyevski. Por eso no quiero hablar demasiado de Firmin. Me doy cuenta de que lo estoy leyendo con bastante ansiedad y eso me causa insatisfacción (¡juas! soy una pequeña Paul Auster en potencia, pero en versión cutre...¡si más pronto hablo...!) Así que nada, pasaos por allí y, como siempre, si tenéis la oportunidad, juzgad por vosotros mismos.