06 febrero, 2008

...Y OTRA DE ARENA

Otra vez, por darme un respiro (por eso y porque hoy me acabé el último libro que me quedaba y la otra alternativa a Regulación es el Solitario Spider y por ahí no paso) voy a soltar mi rollo insípido sobre otro par de libros. Bueno. Y porque este par de libros, en concreto, me han gustado mucho. Mucho, mucho.

Rant es la última novela de Chuck Palahniuk (el amigo de los niños). Prefiero no contar mucho de qué va, porque a mis manos llegó sin ninguna información y lo cierto es que tampoco en las capas del libro da demasiadas pistas sobre el argumento. Me parece una buena idea. Es un libro que vale la pena ir descubriendo poco a poco. Decir simplemente que es una biografía ficticia ambientada en una sociedad supuestamente futurista (no en plan androides y coches que vuelan (oooh) sino más bien con ese punto Huxley de “la humanidad se va a la mierda” (uy, lo que ha dicho)) y que el final no tiene precio. Bueno, la historia en sí no lo tiene (aunque se lo han puesto en veinte euros, nada más y nada menos) tanto por curiosa como por original. Que nadie se haga ilusiones con volver a disfrutar de momentos desagradables como en Tripas, porque no los tiene, pero que nadie se desanime, porque Palahniuk sigue derrochando exotismo a raudales. Ha escrito su novela como si se tratara de un documental construido a base de las declaraciones, entremezcladas, de los conocidos del protagonista. Este recurso, que aporta mucho ritmo, está además muy bien aprovechado por el autor para introducir sorpresas inesperadas (ya, las sorpresas es lo que tienen) Así que bueno, teniendo en cuenta que me muero por decir de qué va exactamente (porque es muy fuerte) no voy a decir nada más, que se me calienta la boca y luego la tenemos (dudo mucho que salga un libro mejor este año)

La otra novela a la que me refería al principio es todo un clásico de la literatura portuguesa del XIX: El misterio de la carretera de Sintra. La hijita de Eça de Queirós y Ramalho Ortigao. No tengo palabras para expresar lo que mola. Bueno, seamos sinceros: se me ocurren muchas, pero son pedantes y me da vergüenza hablar así. Se publicó por entregas curiosamente el mismo año en que murió el rey del género, o sea, Dumas, en un periódico llamado Diario de Noticías. Llegó allí por correo, como cartas dirigidas al director por los distintos implicados en el misterioso suceso. Por eso llegaron también a la redacción otras de personas reales que, no dándose cuenta de que se trataba de la broma de un par de incipientes escritores, intentaban aportar luz al enigma. Cuando Eça se consagró en el mundo literario llegó a calificarla de “execrable” y, hombre, fallitos tiene, pero no hay que pasarse. Que el tío la escribió con mi edad (ahí, ahí, urgando en la herida, ¿alguién me pasa la sal?) No sé, entiendo que un escritor profesional y autocrítico pudiera verla como una chorradita de sus inicios pero la lectora consagrada (ole, ole, ooole!) que aporrea el teclado no opina lo mismo. Está claro que él no se leyó El cazador de sueños (¡uf! Qué suplicio)
La trama: dos jóvenes son raptados por tres enmascarados que les llevan a una lúgubre casa, donde nada es lo que parece. Un cabello rubio de mujer, una copade agua con opio, un montón de pasta desaparecida y otro hombre que se presenta allí sin que nadie le espere. ¡Ah, claro! Y el cadaver de un extragero…